PATMOS

Para el viajero frecuente, uno de los destinos turísticos casi obligados es sin duda el recorrido por las Islas Griegas. Muy populares en la actualidad, estos archipiélagos son conocidos por sus paradisíacas playas y típicas edificaciones totalmente blancas construidas muy cerca del mar, que en conjunto brindan un paisaje de ensueño. Por supuesto que, si a esto le sumamos la historia y mitología propia del país helénico, encontramos un lugar perfecto para vacacionar.

Elegir entre las más de 2000 islas puede resultar un tanto engorroso, por lo que generalmente se venden paquetes que incluyan las que se consideran más importantes o llamativas, como Mykonos, Creta y Rodas, además de una visita a las ciudades Atenas, Esparta y Olimpia en la Península del Peloponeso.

Entre el grupo de islas, llamémoslas “menos conocidas”, que no son necesariamente mencionadas por los agentes de viajes, se encuentra Patmos del archipiélago del Dodecaneso.

A simple vista pareciera no ostentar de mayores bondades que el resto: un par de poblaciones importantes, un único puerto y hermosas playas;  sin embargo, esta isla fue testigo del origen de una de las más conocidas historias de la humanidad.

Hace unos 2000 años, en una cueva de la montaña más alta de Patmos, se dice que Juan recibió un mensaje de Dios a través de una hendidura en la roca. Le dictó estas terribles visiones al joven aprendiz que le acompañaba y así se escribió el último libro de la Biblia: el Apocalipsis.

Roca en la Cueva de Juan de Patmos donde se escribió el Apocalipsis